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''Un hombre, el capitán de la Guardia Jules Roebin, se propuso detenerla, y mantuvo el caso en marcha durante un lustro. Black Sally encontró la muerte cuando Roebin hizo que sus hombres prendieran fuego a barriles, que crearon mucho humo cerca del almacén donde se ocultaba de día. Cuando salió corriendo a la calle con su banda, pensando que el edificio estaba ardiendo, el capitán Roebin y sus hombres los atraparon con redes y los atravesaron con sus aceros y pistolas.''
 
''Un hombre, el capitán de la Guardia Jules Roebin, se propuso detenerla, y mantuvo el caso en marcha durante un lustro. Black Sally encontró la muerte cuando Roebin hizo que sus hombres prendieran fuego a barriles, que crearon mucho humo cerca del almacén donde se ocultaba de día. Cuando salió corriendo a la calle con su banda, pensando que el edificio estaba ardiendo, el capitán Roebin y sus hombres los atraparon con redes y los atravesaron con sus aceros y pistolas.''
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[[Categoría:Libros (Dishonored)]]
 
[[Categoría:Libros]]
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[[Categoría:Libros (El Puñal de Dunwall)]]

Revisión del 15:55 7 sep 2014

[Pasaje de una popular historia de crímenes y audacia, de Jules Roebin y la Guardia]

Antes de que Slackjaw dominara las calles del barrio de la destilería, no había cabecilla más despiadado, violento o entregado a sacar dinero al ciudadano medio que Black Sally.

Como tantos otros de Morley, era de tez pálida y ojos verdes, con el pelo tan negro como el Vacío. Dicen que empezó joven, y que, de niña, aturdía a los hombres con su belleza al cruzarse con ellos en callejones; esbozaba una sonrisa de medio lado y los atravesaba con un cuchillo. Entonces, les robaba todo el dinero y seguía su camino antes siquiera de que los pobres desgraciados hubieran exhalado su último aliento.

Como jefa, era peor todavía, pues controlaba la banda callejera más cruel que se había visto hasta entonces en Dunwall. Sus intereses lo abarcaban todo, desde el transporte a la prostitución. Extorsionaba incluso al gremio de panaderos. No había pastel del que no pillara un trozo, desde luego.

Un hombre, el capitán de la Guardia Jules Roebin, se propuso detenerla, y mantuvo el caso en marcha durante un lustro. Black Sally encontró la muerte cuando Roebin hizo que sus hombres prendieran fuego a barriles, que crearon mucho humo cerca del almacén donde se ocultaba de día. Cuando salió corriendo a la calle con su banda, pensando que el edificio estaba ardiendo, el capitán Roebin y sus hombres los atraparon con redes y los atravesaron con sus aceros y pistolas.