[Pasaje de una carta de interés público de autores anónimos]
Lo que habéis leído aquí es la verdad, pese a lo que puedan decir las "autoridades" que nos gobiernan. No es simple coincidencia que el antiguo "jefe real de espionaje" fuera quien tomara las riendas tras la muerte de la emperatriz. Nosotros, que nos mantendremos en el anonimato, creemos que ambos sucesos están relacionados.
Estamos rodeados de muestras de opresión. Los diseños de Sokolov, pensados en un principio para traer luz y calor a nuestros hogares, se han vuelto contra nosotros, como medio de infundir miedo y controlar nuestros movimientos por la ciudad. ¿Y de dónde ha salido la peste? Hay quien dice que ha sido importada. ¿Una teoría descabellada? Tal vez.
Uno de nuestros miembros arriesgó la vida para hacerse con un informe interno del gobierno, que pronto imprimiremos y difundiremos, llamado "El tallboy exquisito", que ensalza las virtudes de la incorporación más reciente a la Guardia de la ciudad.
Para aquellos que recorren las calles, dichas "virtudes" son horrores, propagados por matones sobre zancos que hacen llover fuego sobre los pobres y enfermos. A nuestros ojos, el tallboy no es más que otro matón del gobierno, provisto de armamento incendiario, con un grueso blindaje y que se alza bien alto, para quedar por encima de la gente corriente de la ciudad. Ahora sabemos que los tallboys van completamente drogados, pues ingieren una sustancia que los vuelve resistentes al dolor, pero también embota cualquier empatía que pudieran poseer normalmente. ¿Exquisito? Ni mucho menos.
Copiad estas palabras y difundidlas entre vuestros vecinos. Y recordad: cuando las mareas estén más bajas, se desvelará la verdad.