[Pasaje de un documento histórico sobre puestos y cargos del gobierno]
Los soberanos han tenido que vérselas a lo largo de los años con atentados contra sus vidas. Una vez cada generación, el imperio se ve sacudido por la muerte de alguna figura poderosa del terreno político o religioso. Así pues, las ciudades estado de las islas han ideado distintas estrategias para proteger a sus líderes.
En la capital, Dunwall, a cada nuevo emperador se le permite nombrar a un protector real. Esta figura es mucho más que un simple guardaespaldas de confianza. El protector real está mucho mejor considerado que los guardas elegidos a mano que defienden Dunwall Tower, o los catadores; es una figura de la corte, que goza de gran libertad de actuación y hace compañía constante al soberano más importante del mundo conocido. A los doce años, el monarca participa en el proceso de selección, además de tomar la decisión definitiva sobre quién defenderá su vida. Aunque la mayoría de los elegidos como protectores reales han sido hombres, se han dado casos a lo largo de la historia en los que una mujer ha servido bien en ese cargo.
Por primera vez en la historia de Dunwall, un monarca ha sido asesinado por su propio guardaespaldas. Ahora, Dunwall está atenazada por el peor brote de peste del que se tiene constancia, y nuestra hermosa emperatriz, Jessamine Kaldwin, acaba de ser asesinada a manos de su antiguo protector real, convertido en asesino, Corvo Attano. Este sigue encerrado en la prisión de Coldridge a la espera de su merecida ejecución. Hay quien sostiene que se debe señalar el hecho de que Corvo Attano es, además, el primer protector real de la historia del imperio nacido fuera de la isla de Gristol.