El procurador de la ciudad (Libro)

[Pasaje de una serie de perfiles sobre personalidades de Dunwall]

Aunque los procuradores del barrio jurídico siempre han desempeñado un papel fundamental en la salud de la ciudad de Dunwall y en el imperio de las islas, la peste ha aumentado la necesidad de sus servicios. Debido a las múltiples disputas relacionadas con fincas abandonadas, o compañías que han quedado sin nadie al frente al fallecer todos los accionistas, inversores, miembros de la familia que tenía el control e incluso los trabajadores, son muchos los que buscan asesoramiento legal que solo hombres tan ilustres como Arnold Timsh pueden ofrecer. Todos estamos en deuda con ellos.

Por lo tanto, no sorprende que el lord Regente acabe de nombrar a Timsh procurador de la ciudad, puesto creado recientemente. Entre las responsabilidades de Timsh está la de actuar de contacto con los censadores de muertos de la Guardia. Cuando una vivienda queda infectada por la plaga o si esta afecta a una empresa, Timsh es el encargado de repartir los activos restantes, que pasarán al estado si no ha sobrevivido nadie legalmente capacitado para reclamar los fondos o la propiedad. No es ni mucho menos un asunto sencillo. Debe recaer en alguien de moral incuestionable, y ese hombre es el procurador Arnold Timsh.

Respecto a su vida personal, es cierto que a Timsh no le gusta socializarse, como muchos habrán observado. Sin embargo, su sobrina Thalia se está encargando de corregir esto; recientemente ha celebrado suntuosas fiestas y se ha ganado la simpatía de algunas de las mejores familias de Dunwall, incluidos los Boyle. La joven Thalia es soltera y aunque ha habido algunos rumores de boda, no han sido más que chismes de sociedad.

Tampoco tienen ningún fundamento los rumores que indican que tío y sobrina están enfrentados, rumores propagados sin duda por aquellos envidiosos de los recientes éxitos de los Timsh.