[Pasaje de un libro sobre las técnicas y personalidades de los destacados balleneros de Dunwall]
Dispuesto a desvelar los secretos del sector en su poder, Bundry Rothwild ha permitido al infame Anton Sokolov acceder al matadero Rothwild.
Sokolov es, por supuesto, muy conocido en distintos frentes. Como galeno real, sirvió a la difunta emperatriz Jessamine Kaldwin. Sokolov, de origen tyviano, es un asiduo del panorama artístico y sus retratos triunfan en círculos aristócratas. Pero a Rothwild le interesa Sokolov por su faceta de inventor y su cargo como director de la Academia de Filosofía natural.
Sin duda, Bundry Rothwild cree que si Sokolov pasa mucho tiempo en las entrañas de sus fábricas, llevará a cabo ajustes de valor incalculable en las máquinas. ¿Quién sabe las mejoras que han sufrido las fábricas de Rothwild desde que Sokolov empezó a deambular por su matadero? Y ya que los métodos de Rothwild suponen mantener con vida a las ballenas, a veces durante días, para extraer más aceite, Sokolov está muy interesado en estas visitas, para poder practicar sus extraños experimentos de vivisección. Pocos son los lugares en los que esto sería posible, por lo que el beneficio para ambos hombres está claro.
Los que han tenido el placer de recorrer las instalaciones de Rothwild han aprendido varias lecciones. Todo está rodeado de un gran hermetismo e incluso los empleados en los puestos más bajos apenas se quejan de su situación. Los hombres y mujeres que realizan las tareas más básicas tienen unas tarjetas especiales para abrir las cerraduras mecánicas que dan acceso al matadero. No hay otra manera de entrar o de salir y el que pierde su ficha de asistencia pierde su trabajo.
Jactándose de su posición por encima del resto en la jerarquía se encuentran los carniceros. Cuentan con herramientas de corte avanzadas desarrolladas por los principales ingenieros de Rothwild a partir de planos diseñados al oír los comentarios de Sokolov sobre los dispositivos usados otros años. Los carniceros disfrutan de una relación especial con el señor Rothwild porque, según rumores internos, muchos ya estaban con él cuando estaba al frente de un ballenero conocido en todo el imperio.
Las válvulas de presión que conectan el matadero con la refinería Greaves son un prodigio de la ingeniería y permiten transportar en un tiempo récord el aceite hasta la planta de procesamiento.\n\nCabe destacar a modo de anécdota y con cierta nota de humor, que según los pescadores, en las aguas que hay en el exterior del matadero Rothwild nadan las lampreas más sabrosas y de mayor tamaño. Seguramente esto sea debido al conducto situado bajo las ballenas que arroja sus órganos y sus vísceras a las oscuras aguas del Wrenhaven y las aleja del matadero.